martes, 11 de septiembre de 2012

Despedida.

Como ya sabreis ya no frecuento este blog, pero tengo uno nuevo en el que me gustaria que tambien fueseis seguidores. Gracias. reflexionesdeunaadolescenteenapuros.blogspot.com.es

viernes, 25 de mayo de 2012

Capitulo ocho.


En un pueblo de Andalucía.

Está muy cansado. Ha estado corriendo dos horas, se ha duchado y ahora no puede moverse. Encima tiene que estudiar para el examen de la próxima semana.

Abre el libro. A los dos minutos lo cierra. No puede. Hoy ha hablado solo un rato de nada con Violeta. Necesita saber de ella.

Coge el portátil y de conecta despacio (porque el ordenador se satura) al MSN y al Tuenti.

Ella no está conectada. ¿Qué estará haciendo?
Va a su perfil y ve que no se ha conectado en toda la tarde. ¿Habrá estado con otro? Quizás con ese tal Rubén que la está molestando últimamente. No, no. Ella no le haría eso.

<<Bueno si por Internet no se puede tendrá que ser por teléfono>>
Coge su móvil y escribe: Cariño. ¿Qué tal el día? Te echo de menos. Yo he salido a correr un rato. Te quiero princesa.

Espera media hora. Nada. Ni siquiera contesta a los mensajes. ¿Qué estará haciendo? No puede estar durmiendo, son solo las diez y media. A esta hora suelen empezar a hablar.

Si pudiera iría ahora mismo a su ciudad, a su casa. La besaría y le diría que la quiere.

Cuarenta minutos desde que le mandó el mensaje.
Nada, sin respuesta. No deberían estar tan distantes teniendo en cuenta que quedan dos semanas para verse. Dos semanas. De repente se le acelera el corazón. ¿Qué son dos míseras semanas después de casi cuatro meses deseando verla de nuevo?

Una semana después.

-¿En que planeta estás Violeta? –pregunta irritado “El Morsa”, odioso profesor de matemáticas, desgarbado y con un bigote que parece tener vida propia, de ahí, su mote.

-¿Qué?
-¡Cacahué! ¡Que despiertes! No eres precisamente una de las mejores de la clase para…-sigue y sigue, incansable como siempre.

<<Siempre igual. ¿No se cansa?>> piensa Violeta mientras asiente y dice:

-Perdone profesor, estaba distraída.

<<Aguántalo una semana. Solo una semanita más y luego a disfrutar de Semana Santa, de la libertad y de…de Jose. >>

Le quedan nueve días para verle. Ni se lo cree. Está impaciente, asustada, contenta, preocupada… Sentimientos enfrentados.
Después de más de tres interminables meses ahora está asustada. Patético.

Cuando la horrible clase de mates termina y salen al recreo, Nerea está esperándola en la puerta. No van a la misma clase, por eso siempre la recoge.

Se dan dos besos y se dirigen al banco de siempre. Un banco en el que en el último han vivido muchas cosas… Muchas lágrimas, carcajadas, secretos y algún que otro “¡Mira ese que bueno está! ¡Valla culazo!”
Se sientan.

-Violeta… ¡queda nada para que le veas! ¿Cómo te sientes? –le pregunta emocionadísima Nerea.

Ella es la que está más metida en el tema de Jose. Lo sabe todo e incluso se han hecho amigos hablando por Internet.

-Pues muy nerviosa e intentando no pensarlo mucho que si no, me va a dar un ataque. Pienso en besarle, en poder decirle que le quiero mirándole a los ojos y no a una pantalla…-se le humedecen los ojos.

Nerea se da cuenta y le da un codazo.

- ¡Uy la enamorada como está! ¡Que se nos emociona! No pienses en los besos que le vas a dar a ver si te…-Violeta le tapa la boca con una mano.

-¡Vale ya Nerea! –las dos ríen a carcajadas.

Termina el recreo y vuelta a clase. Solo tienen que aguantar una semana más, una semana y luego a Violeta le llegará la hora. Por fin verá a su amor. 

miércoles, 9 de mayo de 2012

Capítulo siete.


A unos kilómetros de allí en un escritorio de madera.


No es perfecta. Ni lo quiere ser. Le molesta mucho que todos en clase le digan eso y siempre digan que sus textos y exámenes son los mejores de toda la clase. ¿Por qué no la dejan en paz?

Se pasa la mano por su cortísimo pelo. Nunca ha sido tan femenina como alguna de sus amigas. Llevar el pelo corto la hace sentir diferente y a ella le gusta pero, a veces la gente que no la conoce la confunde con un chico. ¡Solo porque no le gustan las faldas, los escotes y la ropa ajustada!

<<Elena concéntrate o sacaras una mierda de siete>>

Mucha gente haría una fiesta si sacara una nota así, ella no. Es muy exigente consigo misma. Siempre saca sobresaliente y lleva una media en primero de bachiller de nueve. El año pasado se esforzó mucho. Y este también lo hará, conseguirá su sueño. Ser periodista.

Se vuelve a concentrar en su libro y en los interminables apuntes de historia.
Después de toda la tarde estudiando ya se sabe casi todo. Quedan tres días para el examen, tiene tiempo aún.

Se toma un descanso. Coge su MP4 y pone las canciones que tiene de Nach.
Le encanta el rap y Nach es uno de sus preferidos. Una afición que comparte con su amiga Violeta.

Después de estar quince minutos escuchando la música se va al salón y reta a su hermana pequeña a una partida al Fifa en la play.

Cogen cada una un mando y… ¡que gane la mejor!

Una hora antes en un piso del centro.

Una lágrima. Eso si que no. No va a llorar por una chica, no lo ha hecho nunca y no lo hará ahora. Violeta no le merece… Pero está enamorado de ella y ella está enamorada de un paleto de pueblo que vive a seiscientos kilómetros. La vida es injusta. Muy injusta.

Encima ¿Qué le ve a ese? Es algo, sí. ¿Y? Él es mucho más guapo y tiene mejor cuerpo. Aunque no sería la primera vez que escucha a Violeta decir que el físico no importa. ¿Cómo no va a importar?

Recuerda el tacto sedoso de sus labios, el calor de su cuerpo, su mirada…Uf.
¿Por qué no le podía elegir a él?

Se levanta de la cama, se mira fijamente en el espejo.

-No volveré a acercarme a ella –se dice a sí mismo en voz alta-Desde hoy esa chica ha muerto para mi.

¿Podrá olvidarse de ella?

En casa de Violeta.

-Hola nena –le dice Nerea cuando su amiga le abre la puerta- A ver –entra y va a la cocina, empieza a sacar cosas de su mochila- Traigo helado de chocolate, peli romántica y una pizza.

Violeta rompe a reír y Nerea la imita. Se acerca y abraza a su previsora amiga.

-Gracias, tonti –le dice en broma- Dame que meta la pizza en el horno. Mi madre se ha ido a cenar con sus amigas que una acaba de ser abuela, tenemos vía libre.

Ven la película “El diario de Noah”. Lloran como dos magdalenas, como siempre.
El sofá es un amasijo de pañuelos usados y miguitas de la pizza.

Paran el DVD y se quedan en silencio hasta que Violeta lo rompe.

-Me siento culpable –dice muy bajo.

-¿Culpable por qué?

-Por besar a otro que no es mi novio y por hacerle daño a Rubén.

-Violeta, lo del beso no has podido evitarlo y lo otro…no tenias otra opción. Tú quieres seguir con Jose ¿no?

-Si, pero…

-¿Pero? ¿Pero qué? No me digas que te ha gustado como besa –dice sonriendo burlona.

-No, pava. No es eso pero es que Rubén me ha dicho que Jose está lejos y él está aquí y…

-Y te has rayado –la interrumpe Nerea- Violeta no te dejes convencer. Tú quieres a Jose, me lo has dicho doscientas veces. Y por lo que parece, estás enamorada. No dejes que Rubén te líe, no merece la pena.

Violeta se queda pensando en las palabras de su amiga. Tiene toda la razón del mundo. No puedo dejar que esto la separe de Jose. No los ha separado la distancia y no los separará Rubén.

-Es verdad. Quiero a Jose. Nada ni nadie podrá cambiar eso.

martes, 8 de mayo de 2012

Capítulo seis.


Seis de la tarde.

<<Mierda, ya llego tarde>> piensa Violeta mientras aprieta el paso para llegar lo antes posible a la puerta del instituto.
Dobla una esquina, avanza 20 metros más y ve la figura de Rubén.
Está apoyado en la pared del instituto, va con unos cascos y tiene el ipod en la mano. Cuando la ve se quita la música y la espera con una sonrisa en los labios.

-Hola –dice él.

Se acerca y le da un suave beso en la mejilla a Violeta. Ella nota como el calor le sube. Se está poniendo roja. Mierda.

-Hola –contesta con toda la naturalidad de la que es capaz -¿A dónde vamos?

-Vamos a dar un paseo por el río –se da cuenta de que parece que lo está imponiendo y añade –Si quieres, claro.

-Vale –el río, que romántico…Uf.

-¿Cómo vas con Jose? Por lo que he visto en Tuenti estáis muy enamorados. ¿No?

Violeta pone los ojos en blanco. <<Ya ha salido con esas>> piensa molesta.

-Bien, supongo.

<<No debería haber dicho eso. Ahora pensará que estamos mal y aprovechará. Pero ¿de verdad estamos bien?>>

-¿Sí? Supongo que tiene que ser muy difícil estar así, lejos. Sin poder besaros…sin…

-¡Bueno vale ya! ¿Qué quieres Ruben? Sí, es difícil. Eso ya lo sabíamos cuando empezamos. ¿Por qué te interesa tanto mi vida? –dice cabreada.

<<!No me hace falta que me recuerde mi mierda de vida¡>>

-Porque…- Rubén duda. ¿Se lo confiesa ya? Apenas lleva diez minutos con ella ¿ya le va a decir lo que siente? De perdidos al río. Nunca mejor dicho. -¿Te lo digo o te lo demuestro?

Mierda, mierda, mierda. No, no, no. ¡Eso no!

-Dímelo –contesta. Nota como le van aumentando las pulsaciones.

Pero Rubén hace lo que le dicta el corazón. Se inclina sobre Violeta y sus labios se tocan. Por un momento ella se deja llevar pero… No pude. No es lo justo ni lo correcto.

Se aparta bruscamente y busca los ojos del chico.
-Rubén, no puedo. Estoy con Jose –se levanta- Ni puedo ni quiero hacer esto.

Rubén también se levanta. Cuando Violeta le mira a los ojos se queda sorprendida. Reflejan una tristeza tan profunda… No quería hacerle daño pero no le queda otra opción.

-Violeta, te quiero –sigue mirándola a los ojos, ahora con más intensidad, casi con fervor- Jose está lejos y yo estoy aquí. Se que te puedo hacer feliz –la coge de la cintura. Sus labios a apenas unos centímetros –Dame una oportunidad por favor, no te decepcionaré. 

De repente a Violeta se le cae el mundo encima. Está…dudando. No, no, no puede ser. Ella está bien con Jose… sufre pero las circunstancias esas y no las pueden cambiar.

Cierra los ojos, suspira. Y por fin se decide y contesta:

-No puedo. Lo siento- se aleja de él.

-Entiendo. Ya has elegido, mi tren pasó y se me escapó… -por un segundo pierde la mirada en el fondo de la avenida- Ahora me toca apartarme. Adiós Violeta.

-Pero…

Antes de que pueda decir nada más él se acerca y le da un suave beso en los labios. Corto, cálido y bonito…

-Recuerda que te quiero – le susurra al oído.

Se aleja caminando deprisa. Violeta está paralizada. Se vuelve a sentar en el banco y se queda un rato ausente. Son las 7. Coge el móvil y marca el número de Nerea. <<Esperemos que esté libre porque necesito hablarlo con alguien>>

Una hora antes en el umbral de la puerta de Nerea.

Suena el timbre. Nerea está dándole los últimos retoques de rimel a sus pestañas. Lo cierra y corre hacia la puerta. Antes de abrir respira hondo.

-Hola Enrique –que guapo es… solo mirarlo y se le revolucionan las hormonas- Un momento que coja el bolso.

-Hola. OK.

Salen de la casa. Nerea se dirige al centro y él la sigue. <<Ojala nos tomemos algo en una cafetería bonita y…>>

-Bueno y ¿Qué te pasa? –pregunta él sacándola de sus imaginaciones improbables. ¿O no son tan improbables?

-Pues… ayer murió mi abuelo y…-nota como se le humedecen los ojos. A la mierda el rimel. Debió suponerlo- Y yo…
-Chisss –la coge suavemente de la muñeca y la acerca a él. La abraza consolándola.

Ella intenta calmarse pero no puede. Sigue muy afectada y encima ahora se siente culpable. Su abuelo acaba de morir y ella pensando en que pase algo con Enrique. ¿Cómo puede ser tan insensible?
 Se calma un poco y mira a Enrique a los ojos. Él la mira con tristeza.

-Perdona –musita- te voy a calar con tanta lágrima- intenta sonreír pero le sale una especie de mueca.

-No digas tonterías. Me lo tenias que haber dicho antes, yo siempre estaré cuando me necesites.

Madre mía. Sabe que está mal pero... ¡se va a desmallar! Le mira a los ojos de nuevo. Poco a poco recupera la serenidad. Sonríe.

-Te quiero- le dice sin pensar.

Espera. ¿Qué le acaba de decir? <<Tierra trágame>>  

- O sea, que eres muy buen amigo y…

-Ya, ya. Te he entendido –dice él riéndose. Anda vamos al Sirvent.

-Vale –está muy nerviosa. No sabe por qué le ha dicho eso y ahora procura no hablar mucho. Mejor así que si no…

Cuando están sentados en la mesa esperando a que venga el camarero suena el móvil de Nerea. Es Violeta. ¿Qué le pasará? Había quedado con Rubén…Ups.

-Un momento – se levanta y se va al baño mientras coge el teléfono- ¿Qué pasa tía?

-Nerea… ¡no sabes lo que me ha pasado!

Cuando ha terminado de contarle, las chicas se despiden y quedan en que cuando Nerea termine la tarde con Enrique irá a casa de Violeta para quedarse a dormir y hablar.

domingo, 4 de marzo de 2012

Capitulo cinco.


La tarde anterior en un pueblecito de Andalucía.

¿Qué hace ella aquí? José no se lo puede creer. Incluso parpadea un par de veces para comprobar que no es un sueño.

-Hola. ¿No me invitas a pasar? –dice Sofía sonriendo.
-Si, claro pasa.

Van al salón y se sientan el el sofá de delante del televisor.
Entre José y Sofía han pasado muchas cosas. Fueron pareja y las cosas no acabaron nada bien. Fue una ruptura muy rara y difícil. Él cortó con ella porque no soportaba los continuos ataques de celos. Desde entonces ella se obsesionó con el. Le mandaba cientos de privados por Tuenti, le llamaba varias veces al día… Pero nunca había tenido la poca vergüenza de presentarse en su casa.

-Bueno –dice él  notablemente incomodo- ¿Qué quieres?
-José, yo te quiero.

Puff… otra vez lo mismo. Lo suyo se acabo y encima ahora él está con Violeta. ¿Cuántas veces tiene que repetírselo?

-Sofía… ya te dije que…
-Shhis –le tapa los labios con un dedo, seguidamente se inclina sin que él pueda hacer nada y lo besa.

¿Qué cojones está haciendo? Se aparta rápidamente y la mira a los ojos.

-¡¿Qué haces?! –dice conteniéndose.
-¿No lo ves? Nunca fuiste muy listo pero de ahí a esto… -se ríe escandalosamente. José está a punto de soltar varias palabras malsonantes, pero respira hondo y se tranquiliza.
-Vete de mi casa, por favor.

La chica abre mucho los ojos. No se lo puede creer. ¡La está echando!

-¿Cómo? –pregunta fuera de sí.  
-Lo que has oído. Estoy con Violeta y lo sabes. ¡No tienes ningún derecho para aparecer por aquí y mucho menos para de besarme sin mi consentimiento!

La chica no responde, se levanta y se dirige a la salida. Un gran portazo suena unos segundos después.
José resopla. Que fuerte. Como se obsesiona la gente.
Decide irse a correr un rato, así se olvidara de todo. Le encanta correr. Cuando lo hace solo piensa en eso, deja la mente en blanco y se abstrae del resto del mundo.
No es un chico obsesionado con el físico. Él come lo que quiere y no se pondría a dieta ni por asomo. Aun así está bastante musculado. Se le marcan mucho los bíceps y los abdominales otro tanto.
Se pone un chándal, coge lo imprescindible y sale de la casa.  

El medio día siguiente en una casa del centro de la cuidad.

¿Cuántas horas quedan? Tres. Uf. Todavía faltan tres interminables horas para verla, para estar con ella.
 Rubén esta sentado en el sofá mirando la tele, pero sin ver nada en realidad. Esta desesperado. No para de cambiar de canal. Ya ha tenido que pasar más de cien, incluso más.
 Decide pensar en que le va a decir cuando la tenga delante. Piensa en como la saludará, en donde irán… Poco a poco su mente se va disipando y acaba fantaseando con la idea de besarla y decirle que la quiere. Parpadea un par de veces. ¿Qué locura esta pensando? Bueno, igual… No, no puede hacer eso. ¿O si? Bah, ya vera. Él siempre improvisa cuando la tiene delante y hoy hará lo mismo. ¿Por qué hoy debería ser distinto? ¡Por que se va a declarar! De repente se pone muy nervioso. Sabe que ella ya lo sospecha pero no es lo mismo que decírselo así, cara a cara. Uf. ¿Lo hace?

Cada vez queda menos tiempo para que llegue la hora. Dos horas y tres cuartos. ¿Por qué el tiempo pasa tan despacio?
Desesperado y harto de no ver nada bueno en la tele, se levanta del sofá. Va a su cuarto coge la ropa que se va a poner y se dirige a la ducha. Cuando termina está mucho mas tranquilo. Dos horas y cuarto. Paciencia.
No puede dejar de pensar en ella y es que la quiere. La quiere más que a nada y que a nadie. Está perdidamente enamorado de ella.
Ha visto estados y comentarios. Tiene novio. Un inconveniente más. Suspira. ¿Por qué lo eligió a el? Ojala ahora estuvieran juntos y ella no estuviera con ese tío. El es mejor que el. Más guapo. Pero en realidad ¿qué importa el físico? El quiere a Violeta por encima de eso. Vale, ella es preciosa, pero si no lo fuera la querría igual. ¿O no?  

En esos momentos en la casa de Nerea.

Suena su móvil. ¿Será él? Se apresura a llegar hasta la encimera, lo coge y… ¡bingo! ¡Es enrique! Respira hondo y responde.

-Hola, Enrique.
-Hola Nerea. Me has llamado antes ¿verdad? No lo he podido coger, perdona, estaba en la ducha –se explica.

¿Está nervioso? No, no se puede poner nervioso por hablar con ella. En cambio a ella se le va a salir el corazón del pecho.

-Bueno y… ¿qué me querías decir? –pregunta al ver que la chica no responde.

Uy.¡Que tonta! ¡Tiene que hablar! ¿En que mundo está? Normal que no se centre, entre lo de su abuelo, su padre, ahora Enrique…

-Ah, bueno necesitaba hablar con alguien y… no sé pensé en ti.

¿Por qué ha dicho eso? Madre mía… ¡se va a dar cuenta de lo que siente!
Pero sin embargo recibe una respuesta totalmente inesperada.

-Bueno, esto… ¿quedamos y así hablamos?

Nerea se queda totalmente en blanco. Tiene ganas de gritarle que sí, que nada le apetece mas que pasar esos malos momentos junto a él. En sus brazos. Se contiene y responde.

-Genial. Emm… ¿Me recoges a las seis?
-Estupendo. Allí estaré. Un beso.
-Adiós Enrique.

“Un beso” Le ha mandado un beso. Suspira nerviosa. No puede estar así siempre. ¿No?
En algún momento él descubrirá que está totalmente enamorada… Uf. No quiere pensar en eso. Que vergüenza. Bueno, si el momento tiene que llegar llegará. Hasta entonces lo amará en silencio. Ya es experta en eso. Lleva amándole desde hace muchos años. Toda la vida. Y es que ese chico es su primo segundo.

viernes, 24 de febrero de 2012

Capítulo cuatro.


En esos momentos en una casa de las afueras.

Todavía no se lo cree. No llega a entender como puede ser verdad que ya no valla a ver más a su abuelo Juan.
Nerea está sentada en la mesa de la cocina. Sola. Lo necesita. Está perdida en sus pensamientos, en su dolor. Perder a un ser querido nunca es plato de buen gusto y mucho menos cuando vives puerta con puerta con él.
Ya echa de menos el olor a tabaco de pipa y el aroma de su colonia.

Mañana por la tarde es el entierro. Tiene que permanecer entera, por su padre. Él está mucho más afectado y necesita sentirse apoyado por su familia. Hoy ha sido un día horrible, no ha podido dejar de pensar en el tema desde que su madre se lo dijo esta mañana. Su padre se había ido entonces y no había vuelto. Probablemente estaría ahogado las penas en algún bar. Solo espera que este bien y no haya hecho ninguna tontería.
Coge su móvil. Necesita hablar con alguien. ¿Y si llama a…? No, eso no es buena idea. Probablemente él le dirá que no le interesa su vida y que le deje en paz. ¿Pero qué dice? Enrique no es así, son amigos… a pesar de lo que ella siente. Se decide y marca su número. Un pitido, dos, otro más… No lo coge y salta el contestador.
Nerea suspira profundamente y guarda el móvil. ¿Dónde se habrá metido?  

Un domingo por la mañana del mes de enero.

Abre lentamente los ojos. ¿Dónde esta? Parpadea. ¿Dónde va a estar? ¡Pues en su habitación! Violeta se mira y se da cuenta de que está vestida. Entonces recuerda que anoche después de cenar apresuradamente subió a su habitación y se tumbo en la cama a pensar en si había hecho lo correcto accediendo a quedar con Rubén. Debió de quedarse dormida entre tanto dilema.
Se levanta y se cambia de ropa para no tener que soportar un cuestionario procedente de su madre. Mira el reloj, son las doce y media. ¡Que tarde!

-Buenos días dormilona –le dice su madre al verla bajar las escaleras.
-Hola mamá.
-Anda siéntate y desayuna.

Violeta y su madre desayunan tranquilas, como siempre.

Desde que su padre murió y su hermano Álvaro se fue a estudiar fuera de la cuidad, siempre están muy solas. Ya hace tres años de la muerte, pero aun así Violeta a veces, escucha los sollozos de su madre. Álvaro decidió irse porque no soportaba el ambiente triste que había en la casa. Ahora Violeta lo echa mucho de menos. Siempre han estado muy unidos y en los meses en los que lleva estudiando fuera a penas ha vuelto a casa en dos ocasiones. Siempre promete que las visitará más pero nunca lo hace.

-Hija, recoge tú lo del desayuno por favor que yo me voy al centro.
-¿Al centro? ¿Para qué? –pregunta Violeta extrañada.
-Pues….emm…. –Aurelia vacila, entonces Violeta cae en la cuenta. ¡Su cumpleaños! ¡Es el viernes que viene!- pues a comprar unas cosas hija.
-Vale, vale –disimula Violeta.

Su madre le da un beso y se va. Genial, así podrá desmadrarse.
 Sube corriendo a su habitación, coge su viejo radiocasete y pone su disco de Eminem a todo volumen.
Suena “Not Afraid”. Le encanta esa canción, baila y canta mientras da saltitos por la habitación. Le desahoga mucho hacer esto cuando está sola. A veces, parece un poco infantil, pero ¿qué más da lo que piense el mundo? Bastante mal lo está pasando como para pararse a pensar en esas tonterías del “que dirán”. Ella es cómo es y a quien no le guste ya sabe…

De repente ve como se ilumina la pantalla de su móvil, que está en la mesilla. Se acerca y abre el mensaje. Es de Rubén. Un escalofrío le recorre todo el cuerpo. “Buenos días princesa. Tengo muchas ganas de que llegue esta tarde para estar contigo. Un besazo. Recuerda que…”
 Lo lee una y otra vez. ¿Recuerda que…? ARG .A veces odia esa actitud que tiene.
¿Qué quiere decir con eso? Por un momento se arrepiente de haber quedado con él.

-Puff….  –resopla una y otra vez.

Ahora no se pude echar atrás. ¿O sí? Se intenta convencer de que no va a pasar nada que ella no quiera, pero el problema es: ¿Qué es lo que ella quiere en realidad? No lo sabe. Está muy confusa. Rubén le atrae, pero ella está con José y nunca ha pensado en serle infiel aunque estén a distancia. <<Bueno… si no se entera…>> piensa dudando. Se da una palmada en la frente. ¿Qué está diciendo?
Se asoma a la ventana para que le de el aire fresco de la mañana. Decidido. No pasará nada que no sea lo normal entre dos amigos.

martes, 21 de febrero de 2012

Capitulo tres.


Unas horas antes en un piso del centro de la ciudad.

Está pensando en ella. Como siempre, no puede sacarla de su cabeza. ¿Qué le ha hecho? ¿Por qué está tan sumamente enamorado de Violeta?
Rubén está sentado en el sofá de su espaciosa habitación, con el móvil en la mano.
¿Le manda un mensaje? Tiene muchas ganas de verla. Sí, se lo mandará. Escribe el mensaje y lo envía. <<Que sea lo que Dios quiera>> piensa mientras suspira.  

Se levanta del sofá y va a la cocina. Su madre esta allí.

-Hijo recoge tu habitación anda, que la tienes hecha un cristo.

Rubén suspira. No tiene ganas de nada. Solo quiere verla y estar con ella, no puede pensar en otra cosa.

-Vale mamá –miente mientras vuelve a su habitación.

<<Tampoco esta tan desordenada….>> piensa mientras la observa. Montones gigantes de ropa se agrupan en el suelo y   no se ve la mesa, solo se ven libros y millones de trastos que ocupan la mayor parte de la habitación.
Rubén empieza a guardar la ropa, a meter los bolígrafos en los lapiceros y a guardar los libros en la mochila o ponerlos en la estantería.
Justo cuando va a coger su portátil suena su móvil. Rubén corre esperanzado a recuperarlo de encima del sofá. ¡Es ella! ¡Y acepta la proposición de quedar con él! Mañana a las seis. ¡No puede esperar tanto tiempo!

<<Rubén, tranquilízate>> piensa. Coge su portátil y pone música relajante. “Claro de Luna” de Debbusy. Cierra los ojos mientras escucha la melodía. Respira hondo. Cuando la canción termina abre los ojos: Sí, mañana le dirá que la quiere.  


Mientras tanto a muchos kilómetros de allí.

Pufff...… Ahora a estudiar. No tiene ganas. Solo quiere hablar con ella, con su novia.
Lo está pasando muy mal estos meses. Mantener una relación a distancia no es nada fácil y menos si quieres a alguien como él quiere a Violeta.
Tiene tantas ganas de verla que le falta el aliento cuando piensa en ese momento.
No entiende cómo no se lo dijo cuando ella estaba aquí, a su lado, en su pueblo.

Violeta y José no se han visto todavía en persona desde que están juntos. Tuvieron a cobardía de no declararse en persona y hacerlo por Tuenti. Pero entonces ya era demasiado tarde: Violeta ya estaba a kilómetros de allí.
Piensa una y otra vez en los días que perdieron, en los que podían haber estado juntos como más que unos buenos amigos.

José se tumba en la cama con la mirada fija en el techo. Tiene que ser fuerte, se lo debe a él mismo y a ella. Ella se merece todo y más de lo que él pueda darle. Tiene que aguantar y lo hará. La quiere y eso es lo que importa. La distancia es solo un contratiempo.  
De repente oye el timbre. Se levanta precipitadamente y recorre la casa hasta llegar a la puerta. La abre. José no se lo puede creer. ¿Qué hace ella aquí?

domingo, 19 de febrero de 2012

Capitulo dos


Violeta le da un fuerte abrazo a Bea. Lo necesitaba. Últimamente se le juntan todos los problemas y lo único que la ayuda un poco son sus amigas.
Bea está en pijama y con una bata de estar por casa.                                                 

-¿Qué eres una abuelita? –le dice riendo Violeta.
Bea le saca la lengua.

-Anda pasa tonta.

Las dos chicas pasan y se sientan en el sofá.
Bea coge dos magdalenas y le da una a Violeta.

-Gracias.
-Bueno, a ver, cuéntame que te pasa.
-Pues tía todo. Que ya estoy harta de lo de José.
-Pero Violeta, tu le quieres ¿no?

Violeta se queda pensativa. Se reclina en el sofá, suspira y cierra los ojos.
Una lágrima le cae por la mejilla derecha.

-Claro que le quiero.
-¿Entonces? –pregunta Bea mientras le pasa la mano por el brazo intentando tranquilizarla.
-Pues que no soporto estar lejos de él. No puedo. Esto me supera Bea –hace una breve pausa en la que respira hondo- Cuando nos despedimos…no me he sentido peor en mi vida. Casi no podía respirar de lo mal que me sentía.
-Violeta, estas enamorada. Eso es bonito. No tiene que hacerte sufrir. Y la distancia pues.. –se queda pensativa. No sabe que decirle para animarla un poco-  Piensa que lo veras en vacaciones.

Es el salón suena  “Con las ganas” de Zahara. A Violeta le encanta esa canción. Es preciosa… y triste. Otra lágrima.

-Y luego esta Rubén. Mira.

Violeta coge su mochila y saca su móvil. Busca en la bandeja de entrada hasta que  da con el mensaje. Le da el móvil a Bea para que lea el mensaje de Ruben.

-Puff. ¿Le has respondido?
-No. Lo iba a hacer aquí, cuando te lo enseñase.
-¿Qué vas a hacer? ¿Tu quieres quedar con él?
-No lo se. Por una parte quiero pero por la otra sé que no debo. ¿Y si pasa algo que no debería pasar?
-No tiene por qué pasar nada. Podéis salir como amigos y ya esta.

Violeta se lo piensa. Sí, tiene razón. Coge el móvil y escribe “Yo estoy bien. Vale. Podemos quedar mañana. A las seis en la puerta del instituto. Un beso”
Se lo enseña a Bea, que asiente en señal de aprobación.
Manda el mensaje. Vale, ya esta. No hay vuelta atrás.  

-¿Vemos una peli?- pregunta Bea mientras coge su portátil.
-Vale. ¿Cuál?
-Umm… Avatar ¿te gusta?
-Genial, me encanta.

El resto de la tarde transcurre tranquila. Las dos chicas terminan de ver la película y Violeta vuelve a su casa antes de la cena.
De camino va pensando en el mensaje que le ha mandado a Rubén. ¿Ha hecho bien en quedar con él?

Y recorre el camino hasta su casa sin saber todo lo que le deparará la tarde siguiente.

sábado, 18 de febrero de 2012

Capitulo uno.


Un sábado por la mañana en el mes de Enero.

Violeta da  vueltas tumbada en la cama. ¿Cómo estará Nerea?
Nerea es una de sus mejores amigas y hoy ha perdido a su abuelo. Imagina cómo se siente, sin haber podido despedirse de él…Necesita que llegue el día de mañana para estar con ella abrazarla y decirle lo que la quiere y que lo siente  mucho…Pero estas cosas no se pueden decir por Tuenti. No es lo mismo que darle tu apoyo a esa persona mediante gestos de afecto, de cariño. Piensa en las palabras que le dirá, en como intentará no venirse abajo para que ella no se ponga peor de lo que ya debe de estar.

Decide levantarse de la cama y encender el ordenador. Cinco minutos, diez minutos… <<¡¡¡Pero que lento es este ordenador, por dios!!!>> piensa cabreada. Al fin, el ordenador volvió a la vida. Violeta se conecta al Messenger y al Tuenti. Nada. Él no está conectado. <<Esto es una mierda. No puedo seguir así toda la vida>> piensa, un poco desesperada.
 Violeta está manteniendo una relación a distancia (quizás demasiada) con el que antes era su mejor amigo y ahora se ha convertido en su pareja. Pero no sabe si podrá soportar la distancia. Es su primera relación de este tipo y no está muy segura de cómo les irá.
Justo cuando  se dispone a coger su libro de “Canciones para Paula” aparece en la pantalla del portátil una ventana anunciando que él se ha conectado.

-Cariño….¿Qué tal el día? –le pregunta él; al lado pone un emoticono de una carita sacando la lengua.  

Violeta respira hondo. No quiere que él note que a veces duda y sufre.

-Muy bien cariño, echándote de menos. ¿Y tu día?

-Pues normal, como siempre. Nada nuevo, lo único que es un poco diferente es hablar contigo –seguidamente pone un emoticono de un corazón sonriendo.

Violeta sonríe en la soledad de su habitación. Lo quiere, a pesar de todo. Y lo quiere muchísimo , pero las cosas no siempre son fáciles, en realidad, nunca son fáciles.
Esta enamorada de el, lo sabe. Pero a veces se plantea si se precipitaron y no tuvieron en cuenta que la distancia es un gran problema. 

-Te quiero –escribe Violeta, acompañado de un gran corazón rosa.
-Y yo –contesta José.

De repente se escucha como Aurelia , la madre de Violeta, entra en la casa.
Se oyen los pasos que suben por la escalera, seguidamente se abre la puerta.

-Ya he llegado –le dice a Violeta- ¿Has hecho algo de lo que te dije?

Violeta se queda en blanco, ¿Qué le dijo que hiciera? Ha aprendido a desconectar cuando su madre le habla, esta harta de oírla siempre protestando. Piensa rápidamente y por fin se acuerda. ¡Tenia que limpiar su baño!

-Ehh.. pues no… pero iba a hacerlo ahora mismo –dice mientras se levanta de la silla.

Su madre va a protestar pero al ver a su hija tan predispuesta se aguanta y baja a la cocina a guardar la compra.
Mientras, Violeta se inclina sobre el ordenador y escribe:

-Cariño lo siento pero me tengo que ir a hacer cosas. Hablamos esta noche. ¿Vale?
-Jooo –un emoticono llorando- Bueno, vale. A las nueve y pico hablamos. Te quiero.
-Y yo.

Violeta baja corriendo las escaleras. Va a la cocina y coge todo lo necesario para la limpieza. Cuando ha terminado de limpiar el baño su madre le dice que van a comer en cinco minutos.
Ella va a su cuarto, coge su libro y baja la escalera.

-A comer –grita su madre, como si estuviera en medio de la selva.
-¡ Mamá por Dios! -exclama Violeta-  ¡Que estoy aquí!

Las dos se sientan a la mesa y comen en silencio hasta que la madre habla.

-¿Qué has hecho en toda la mañana?-pregunta mientras se mete un trozo de pechuga de pollo a la boca.


<<Rayarme la cabeza y maldecir mi existencia>>

-Pues nada, hacer los deberes –miente Violeta.
-Bueno, eso está bien, al menos has hecho algo de provecho.
-Si.

No le gusta mentir. Ni a su madre ni a nadie, pero era necesario. No podía decirle que se ha tirado toda la mañana tirada en la cama, mirando el techo y a punto de llorar.
Últimamente no lo esta pasando nada bien. Es muy duro mantener una relación así y más si se meten otras personas por en medio…
Cuando terminan de recoger la mesa la madre de Violeta se dirige al salón a ver un rato la televisión. Violeta sube a su habitación, coge el móvil y busca en sus contactos. Aquí esta.

-Hola Violeta.- la saluda Bea.

Bea es una de sus mejores amigas. Se conocen desde que tenían cinco años y siempre se han llevado muy bien. Es una chica que tiene una peculiar forma de ver la vida. A Violeta le encanta su forma de ser. Muchas veces a sentido envidia de esa ingenuidad con la que vive. Es muy buena amiga y siempre esta ahí, en os buenos y malos momentos, como tiene que ser. 

-Hola nena (ellas siempre se llaman así) –grita Violeta.
-¡¡¡Tia Violeta, que me dejas sorda!!! ¿Qué querías?
-Pues ver si vamos a hacer algo esta tarde. Estoy super depre. –suspira- Llevo toda la mañana tumbada en la cama pensando.
-Uffff. ¡Tu necesitas una tarde de las nuestras!-dice Bea riendo.
-Exacto –responde ella.
- Bueno, entonces te vienes a mi casa esta tarde, vemos una peli y me cuentas lo que te pasa. ¿Vale?
-Perfecto. A las seis estaré allí. Un besazo y gracias.
-Anda tonta, ya sabes que estoy aquí para lo que sea. Un beso.

Violeta suspira. Menos mal que tiene amigas que la ayudan cuando está así. Si no las tuviera no podría soportarlo.
Son las cuatro y cuarto. Todavía falta para que se tenga que ir. Bea vive a diez minutos andando. Decide darse una ducha relajante. Prepara todas las cosas y se dirige al cuarto de baño.
Después de quince minutos de absoluto silencio y relax dentro de la ducha, se envuelve con una toalla y da por terminada tan necesitada tarea. 
Se seca el cuerpo, se viste y se seca el pelo. Hace frio, es enero, no puede dejarlo mojado. Vuelve a su habitación. Justo cuando se dirige hacia las escaleras suena la melodía que la avisa de que tiene un mensaje.

-Hola. Espero que todo te valla muy bien. Tengo ganas de verte. ¿Quedamos mañana? Un besazo.

Puffff. Otra vez… Ruben no se va a rendir tan fácilmente. Ya sabe que ella está con José, pero aun así sigue insistiendo en verla.
¿Qué le responde? Después de pensarlo mucho decide esperar y contestarle cuando lo haya hablado con Bea.
Ya son las seis menos cuarto. Violeta se despide de su madre y sale hacia casa de Bea.