viernes, 25 de mayo de 2012

Capitulo ocho.


En un pueblo de Andalucía.

Está muy cansado. Ha estado corriendo dos horas, se ha duchado y ahora no puede moverse. Encima tiene que estudiar para el examen de la próxima semana.

Abre el libro. A los dos minutos lo cierra. No puede. Hoy ha hablado solo un rato de nada con Violeta. Necesita saber de ella.

Coge el portátil y de conecta despacio (porque el ordenador se satura) al MSN y al Tuenti.

Ella no está conectada. ¿Qué estará haciendo?
Va a su perfil y ve que no se ha conectado en toda la tarde. ¿Habrá estado con otro? Quizás con ese tal Rubén que la está molestando últimamente. No, no. Ella no le haría eso.

<<Bueno si por Internet no se puede tendrá que ser por teléfono>>
Coge su móvil y escribe: Cariño. ¿Qué tal el día? Te echo de menos. Yo he salido a correr un rato. Te quiero princesa.

Espera media hora. Nada. Ni siquiera contesta a los mensajes. ¿Qué estará haciendo? No puede estar durmiendo, son solo las diez y media. A esta hora suelen empezar a hablar.

Si pudiera iría ahora mismo a su ciudad, a su casa. La besaría y le diría que la quiere.

Cuarenta minutos desde que le mandó el mensaje.
Nada, sin respuesta. No deberían estar tan distantes teniendo en cuenta que quedan dos semanas para verse. Dos semanas. De repente se le acelera el corazón. ¿Qué son dos míseras semanas después de casi cuatro meses deseando verla de nuevo?

Una semana después.

-¿En que planeta estás Violeta? –pregunta irritado “El Morsa”, odioso profesor de matemáticas, desgarbado y con un bigote que parece tener vida propia, de ahí, su mote.

-¿Qué?
-¡Cacahué! ¡Que despiertes! No eres precisamente una de las mejores de la clase para…-sigue y sigue, incansable como siempre.

<<Siempre igual. ¿No se cansa?>> piensa Violeta mientras asiente y dice:

-Perdone profesor, estaba distraída.

<<Aguántalo una semana. Solo una semanita más y luego a disfrutar de Semana Santa, de la libertad y de…de Jose. >>

Le quedan nueve días para verle. Ni se lo cree. Está impaciente, asustada, contenta, preocupada… Sentimientos enfrentados.
Después de más de tres interminables meses ahora está asustada. Patético.

Cuando la horrible clase de mates termina y salen al recreo, Nerea está esperándola en la puerta. No van a la misma clase, por eso siempre la recoge.

Se dan dos besos y se dirigen al banco de siempre. Un banco en el que en el último han vivido muchas cosas… Muchas lágrimas, carcajadas, secretos y algún que otro “¡Mira ese que bueno está! ¡Valla culazo!”
Se sientan.

-Violeta… ¡queda nada para que le veas! ¿Cómo te sientes? –le pregunta emocionadísima Nerea.

Ella es la que está más metida en el tema de Jose. Lo sabe todo e incluso se han hecho amigos hablando por Internet.

-Pues muy nerviosa e intentando no pensarlo mucho que si no, me va a dar un ataque. Pienso en besarle, en poder decirle que le quiero mirándole a los ojos y no a una pantalla…-se le humedecen los ojos.

Nerea se da cuenta y le da un codazo.

- ¡Uy la enamorada como está! ¡Que se nos emociona! No pienses en los besos que le vas a dar a ver si te…-Violeta le tapa la boca con una mano.

-¡Vale ya Nerea! –las dos ríen a carcajadas.

Termina el recreo y vuelta a clase. Solo tienen que aguantar una semana más, una semana y luego a Violeta le llegará la hora. Por fin verá a su amor. 

miércoles, 9 de mayo de 2012

Capítulo siete.


A unos kilómetros de allí en un escritorio de madera.


No es perfecta. Ni lo quiere ser. Le molesta mucho que todos en clase le digan eso y siempre digan que sus textos y exámenes son los mejores de toda la clase. ¿Por qué no la dejan en paz?

Se pasa la mano por su cortísimo pelo. Nunca ha sido tan femenina como alguna de sus amigas. Llevar el pelo corto la hace sentir diferente y a ella le gusta pero, a veces la gente que no la conoce la confunde con un chico. ¡Solo porque no le gustan las faldas, los escotes y la ropa ajustada!

<<Elena concéntrate o sacaras una mierda de siete>>

Mucha gente haría una fiesta si sacara una nota así, ella no. Es muy exigente consigo misma. Siempre saca sobresaliente y lleva una media en primero de bachiller de nueve. El año pasado se esforzó mucho. Y este también lo hará, conseguirá su sueño. Ser periodista.

Se vuelve a concentrar en su libro y en los interminables apuntes de historia.
Después de toda la tarde estudiando ya se sabe casi todo. Quedan tres días para el examen, tiene tiempo aún.

Se toma un descanso. Coge su MP4 y pone las canciones que tiene de Nach.
Le encanta el rap y Nach es uno de sus preferidos. Una afición que comparte con su amiga Violeta.

Después de estar quince minutos escuchando la música se va al salón y reta a su hermana pequeña a una partida al Fifa en la play.

Cogen cada una un mando y… ¡que gane la mejor!

Una hora antes en un piso del centro.

Una lágrima. Eso si que no. No va a llorar por una chica, no lo ha hecho nunca y no lo hará ahora. Violeta no le merece… Pero está enamorado de ella y ella está enamorada de un paleto de pueblo que vive a seiscientos kilómetros. La vida es injusta. Muy injusta.

Encima ¿Qué le ve a ese? Es algo, sí. ¿Y? Él es mucho más guapo y tiene mejor cuerpo. Aunque no sería la primera vez que escucha a Violeta decir que el físico no importa. ¿Cómo no va a importar?

Recuerda el tacto sedoso de sus labios, el calor de su cuerpo, su mirada…Uf.
¿Por qué no le podía elegir a él?

Se levanta de la cama, se mira fijamente en el espejo.

-No volveré a acercarme a ella –se dice a sí mismo en voz alta-Desde hoy esa chica ha muerto para mi.

¿Podrá olvidarse de ella?

En casa de Violeta.

-Hola nena –le dice Nerea cuando su amiga le abre la puerta- A ver –entra y va a la cocina, empieza a sacar cosas de su mochila- Traigo helado de chocolate, peli romántica y una pizza.

Violeta rompe a reír y Nerea la imita. Se acerca y abraza a su previsora amiga.

-Gracias, tonti –le dice en broma- Dame que meta la pizza en el horno. Mi madre se ha ido a cenar con sus amigas que una acaba de ser abuela, tenemos vía libre.

Ven la película “El diario de Noah”. Lloran como dos magdalenas, como siempre.
El sofá es un amasijo de pañuelos usados y miguitas de la pizza.

Paran el DVD y se quedan en silencio hasta que Violeta lo rompe.

-Me siento culpable –dice muy bajo.

-¿Culpable por qué?

-Por besar a otro que no es mi novio y por hacerle daño a Rubén.

-Violeta, lo del beso no has podido evitarlo y lo otro…no tenias otra opción. Tú quieres seguir con Jose ¿no?

-Si, pero…

-¿Pero? ¿Pero qué? No me digas que te ha gustado como besa –dice sonriendo burlona.

-No, pava. No es eso pero es que Rubén me ha dicho que Jose está lejos y él está aquí y…

-Y te has rayado –la interrumpe Nerea- Violeta no te dejes convencer. Tú quieres a Jose, me lo has dicho doscientas veces. Y por lo que parece, estás enamorada. No dejes que Rubén te líe, no merece la pena.

Violeta se queda pensando en las palabras de su amiga. Tiene toda la razón del mundo. No puedo dejar que esto la separe de Jose. No los ha separado la distancia y no los separará Rubén.

-Es verdad. Quiero a Jose. Nada ni nadie podrá cambiar eso.

martes, 8 de mayo de 2012

Capítulo seis.


Seis de la tarde.

<<Mierda, ya llego tarde>> piensa Violeta mientras aprieta el paso para llegar lo antes posible a la puerta del instituto.
Dobla una esquina, avanza 20 metros más y ve la figura de Rubén.
Está apoyado en la pared del instituto, va con unos cascos y tiene el ipod en la mano. Cuando la ve se quita la música y la espera con una sonrisa en los labios.

-Hola –dice él.

Se acerca y le da un suave beso en la mejilla a Violeta. Ella nota como el calor le sube. Se está poniendo roja. Mierda.

-Hola –contesta con toda la naturalidad de la que es capaz -¿A dónde vamos?

-Vamos a dar un paseo por el río –se da cuenta de que parece que lo está imponiendo y añade –Si quieres, claro.

-Vale –el río, que romántico…Uf.

-¿Cómo vas con Jose? Por lo que he visto en Tuenti estáis muy enamorados. ¿No?

Violeta pone los ojos en blanco. <<Ya ha salido con esas>> piensa molesta.

-Bien, supongo.

<<No debería haber dicho eso. Ahora pensará que estamos mal y aprovechará. Pero ¿de verdad estamos bien?>>

-¿Sí? Supongo que tiene que ser muy difícil estar así, lejos. Sin poder besaros…sin…

-¡Bueno vale ya! ¿Qué quieres Ruben? Sí, es difícil. Eso ya lo sabíamos cuando empezamos. ¿Por qué te interesa tanto mi vida? –dice cabreada.

<<!No me hace falta que me recuerde mi mierda de vida¡>>

-Porque…- Rubén duda. ¿Se lo confiesa ya? Apenas lleva diez minutos con ella ¿ya le va a decir lo que siente? De perdidos al río. Nunca mejor dicho. -¿Te lo digo o te lo demuestro?

Mierda, mierda, mierda. No, no, no. ¡Eso no!

-Dímelo –contesta. Nota como le van aumentando las pulsaciones.

Pero Rubén hace lo que le dicta el corazón. Se inclina sobre Violeta y sus labios se tocan. Por un momento ella se deja llevar pero… No pude. No es lo justo ni lo correcto.

Se aparta bruscamente y busca los ojos del chico.
-Rubén, no puedo. Estoy con Jose –se levanta- Ni puedo ni quiero hacer esto.

Rubén también se levanta. Cuando Violeta le mira a los ojos se queda sorprendida. Reflejan una tristeza tan profunda… No quería hacerle daño pero no le queda otra opción.

-Violeta, te quiero –sigue mirándola a los ojos, ahora con más intensidad, casi con fervor- Jose está lejos y yo estoy aquí. Se que te puedo hacer feliz –la coge de la cintura. Sus labios a apenas unos centímetros –Dame una oportunidad por favor, no te decepcionaré. 

De repente a Violeta se le cae el mundo encima. Está…dudando. No, no, no puede ser. Ella está bien con Jose… sufre pero las circunstancias esas y no las pueden cambiar.

Cierra los ojos, suspira. Y por fin se decide y contesta:

-No puedo. Lo siento- se aleja de él.

-Entiendo. Ya has elegido, mi tren pasó y se me escapó… -por un segundo pierde la mirada en el fondo de la avenida- Ahora me toca apartarme. Adiós Violeta.

-Pero…

Antes de que pueda decir nada más él se acerca y le da un suave beso en los labios. Corto, cálido y bonito…

-Recuerda que te quiero – le susurra al oído.

Se aleja caminando deprisa. Violeta está paralizada. Se vuelve a sentar en el banco y se queda un rato ausente. Son las 7. Coge el móvil y marca el número de Nerea. <<Esperemos que esté libre porque necesito hablarlo con alguien>>

Una hora antes en el umbral de la puerta de Nerea.

Suena el timbre. Nerea está dándole los últimos retoques de rimel a sus pestañas. Lo cierra y corre hacia la puerta. Antes de abrir respira hondo.

-Hola Enrique –que guapo es… solo mirarlo y se le revolucionan las hormonas- Un momento que coja el bolso.

-Hola. OK.

Salen de la casa. Nerea se dirige al centro y él la sigue. <<Ojala nos tomemos algo en una cafetería bonita y…>>

-Bueno y ¿Qué te pasa? –pregunta él sacándola de sus imaginaciones improbables. ¿O no son tan improbables?

-Pues… ayer murió mi abuelo y…-nota como se le humedecen los ojos. A la mierda el rimel. Debió suponerlo- Y yo…
-Chisss –la coge suavemente de la muñeca y la acerca a él. La abraza consolándola.

Ella intenta calmarse pero no puede. Sigue muy afectada y encima ahora se siente culpable. Su abuelo acaba de morir y ella pensando en que pase algo con Enrique. ¿Cómo puede ser tan insensible?
 Se calma un poco y mira a Enrique a los ojos. Él la mira con tristeza.

-Perdona –musita- te voy a calar con tanta lágrima- intenta sonreír pero le sale una especie de mueca.

-No digas tonterías. Me lo tenias que haber dicho antes, yo siempre estaré cuando me necesites.

Madre mía. Sabe que está mal pero... ¡se va a desmallar! Le mira a los ojos de nuevo. Poco a poco recupera la serenidad. Sonríe.

-Te quiero- le dice sin pensar.

Espera. ¿Qué le acaba de decir? <<Tierra trágame>>  

- O sea, que eres muy buen amigo y…

-Ya, ya. Te he entendido –dice él riéndose. Anda vamos al Sirvent.

-Vale –está muy nerviosa. No sabe por qué le ha dicho eso y ahora procura no hablar mucho. Mejor así que si no…

Cuando están sentados en la mesa esperando a que venga el camarero suena el móvil de Nerea. Es Violeta. ¿Qué le pasará? Había quedado con Rubén…Ups.

-Un momento – se levanta y se va al baño mientras coge el teléfono- ¿Qué pasa tía?

-Nerea… ¡no sabes lo que me ha pasado!

Cuando ha terminado de contarle, las chicas se despiden y quedan en que cuando Nerea termine la tarde con Enrique irá a casa de Violeta para quedarse a dormir y hablar.