A unos kilómetros de allí en un escritorio de madera.
No es perfecta. Ni lo quiere ser. Le molesta mucho que todos
en clase le digan eso y siempre digan que sus textos y exámenes son los mejores
de toda la clase. ¿Por qué no la dejan en paz?
Se pasa la mano por su cortísimo pelo. Nunca ha sido tan
femenina como alguna de sus amigas. Llevar el pelo corto la hace sentir
diferente y a ella le gusta pero, a veces la gente que no la conoce la confunde
con un chico. ¡Solo porque no le gustan las faldas, los escotes y la ropa
ajustada!
<<Elena concéntrate o sacaras una mierda de
siete>>
Mucha gente haría una fiesta si sacara una nota así, ella
no. Es muy exigente consigo misma. Siempre saca sobresaliente y lleva una media
en primero de bachiller de nueve. El año pasado se esforzó mucho. Y este
también lo hará, conseguirá su sueño. Ser periodista.
Se vuelve a concentrar en su libro y en los interminables
apuntes de historia.
Después de toda la tarde estudiando ya se sabe casi todo.
Quedan tres días para el examen, tiene tiempo aún.
Se toma un descanso. Coge su MP4 y pone las canciones que
tiene de Nach.
Le encanta el rap y Nach es uno de sus preferidos. Una
afición que comparte con su amiga Violeta.
Después de estar quince minutos escuchando la música se va
al salón y reta a su hermana pequeña a una partida al Fifa en la play.
Cogen cada una un mando y… ¡que gane la mejor!
Una hora antes en un piso del centro.
Una lágrima. Eso si que no. No va a llorar por una chica, no
lo ha hecho nunca y no lo hará ahora. Violeta no le merece… Pero está enamorado
de ella y ella está enamorada de un paleto de pueblo que vive a seiscientos
kilómetros. La vida es injusta. Muy injusta.
Encima ¿Qué le ve a ese? Es algo, sí. ¿Y? Él es mucho más
guapo y tiene mejor cuerpo. Aunque no sería la primera vez que escucha a
Violeta decir que el físico no importa. ¿Cómo no va a importar?
Recuerda el tacto sedoso de sus labios, el calor de su
cuerpo, su mirada…Uf.
¿Por qué no le podía elegir a él?
Se levanta de la cama, se mira fijamente en el espejo.
-No volveré a acercarme a ella –se dice a sí mismo en voz
alta-Desde hoy esa chica ha muerto para mi.
¿Podrá olvidarse de ella?
En casa de Violeta.
-Hola nena –le dice Nerea cuando su amiga le abre la puerta-
A ver –entra y va a la cocina, empieza a sacar cosas de su mochila- Traigo
helado de chocolate, peli romántica y una pizza.
Violeta rompe a reír y Nerea la imita. Se acerca y abraza a
su previsora amiga.
-Gracias, tonti –le dice en broma- Dame que meta la pizza en
el horno. Mi madre se ha ido a cenar con sus amigas que una acaba de ser
abuela, tenemos vía libre.
Ven la película “El diario de Noah”. Lloran como dos
magdalenas, como siempre.
El sofá es un amasijo de pañuelos usados y miguitas de la
pizza.
Paran el DVD y se quedan en silencio hasta que Violeta lo
rompe.
-Me siento culpable –dice muy bajo.
-¿Culpable por qué?
-Por besar a otro que no es mi novio y por hacerle daño a
Rubén.
-Violeta, lo del beso no has podido evitarlo y lo otro…no
tenias otra opción. Tú quieres seguir con Jose ¿no?
-Si, pero…
-¿Pero? ¿Pero qué? No me digas que te ha gustado como besa
–dice sonriendo burlona.
-No, pava. No es eso pero es que Rubén me ha dicho que Jose
está lejos y él está aquí y…
-Y te has rayado –la interrumpe Nerea- Violeta no te dejes
convencer. Tú quieres a Jose, me lo has dicho doscientas veces. Y por lo que
parece, estás enamorada. No dejes que Rubén te líe, no merece la pena.
Violeta se queda pensando en las palabras de su amiga. Tiene
toda la razón del mundo. No puedo dejar que esto la separe de Jose. No los ha
separado la distancia y no los separará Rubén.
-Es verdad. Quiero a Jose. Nada ni nadie podrá cambiar eso.
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